
Cocina blanca en la playa
P. y J. son una pareja joven y dinámica que se ha asentado en un pueblo de la costa gallega para poder disfrutar de la playa todo el año. La luminosidad juega un factor esencial en sus vidas, por ello, se decidieron por el color blanco en su cocina.
Buscando la funcionalidad y la continuidad visual con el salón, planteamos una cocina lineal de dos zonas: una de trabajo y otra de servicio auxiliar. La zona de trabajo se compone de frigorífico y zona de cocción con grupo filtrante integrado en los módulos altos. El fregadero se dispone a la derecha para facilitar la entrada de luz natural sobre la encimera de Silestone. La península de servicio parte de las columnas de despensa y horno-microondas dejando superficie para preparados y apoyo de bandejas. Sobre esta encimera se plantea un mesado para desayunos con un acabado roble y pata negra.
Una cocina funcional y llena de luz donde compartir las anécdotas del día a día.